SGAE. Sociedad General de Autores y Editores. Domingo Palma, socio AOO91919
Dpt. Dramáticos. Fernando VI, 4. 28004,
Madrid, España.
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Un hombre y una mujer tropiezan sus crisis en un andamio colgado a quince pisos. El miedo los une, los separa, los revela el uno frente al otro, ¿es eso amor?¿es así como llegamos a querer a un extraño? Ver más
Vestuario:
SAMIRA va vestida de bailarina de vientre durante toda la obra.
PACO va vestido de Vigilante con su revólver y su rolo.
Escenografía:
GRAN ANDAMIO INDUSTRIAL, COLGADO EN EL EXTERIOR DE UN EDIFICIO DE CUALQUIER GRAN URBE.
TODA LA OBRA OCURRE EN UNA NOCHE. SIN INTERMEDIOS.
De noche. Tiempo tormentoso. Algún relámpago. Por una ventana del edificio sale al andamio Samira, hablando por teléfono celular, muy suave, muy seductora.
SAMIRA: …es que el sexo es como el café, ¿sabes? (sube la voz pero sigue seductora) Te decía que el sexo es como el café. (Habla mas alto), ¿Alo? (Habla mas alto) ¿si? (Grita al telefono) ¿No oyes? ¡Que el sexo es como el café! (Va bajando la voz) ¿Si? ¿Alo? Hola. Ya te oigo mejor. (Vuelve al tono seductor) Cómo te digo. Igual al café. Quita el sueño, envicia y da acidez. Hay quien lo toma de desayuno, todos los días al despertarse…, café con dona, galleta, o pastel, mojadito asi. Hay quien pasa el día café y café, y hasta en la oficina toma café. En la oficina, con todos ahí. ¿Te gusta?, yo sabía malandro. Unos toman café para dormir. Otros toman café y se desvelan. Hay quienes lo estan dejando, ¿sabes? Esos toman solo una tacita, a la semana. Ralo y helado. (escucha) ¿Y los que les gusta variadito? Esos que inventan algo cada vez. (Seductora) A veces quieres americano. Otras lo quieres con mucha leche. Rubio, un rubio bien sabrosote. Otras un marrón, un marrón grueso. (escucha) Esa no soy yo, yo te quiero a tí. (escucha) No se, yo te quiero tal cual eres. (escucha) Yo, tu café, y hasta la espumita. Marrón oscuro, marrón clarito. Pueden variar en temperatura. (lento) Tibio, suave, poco a poco, rico. O el caliente, caliente, que quema, que te pone a quejarte bonito (hace ruído entrecortado de sorber). Si te acuerdas de ese, vagabundo. El café frío tiene su intriga. Frío, se le pone hielito y revuelve con el dedito, ¡guao! Y aquél con golpecito de licor? Y estando ahí, uno empieza a inventar, que si licor de café, helado, pastel de café, café molido, café dulce tostado en grano. Café árabe, guatemalteco, colombiano, de crianza de altura, de media montaña, o de falda. Y después de eso vienen las mezclas. Este con aquel y con el otro, el otro con aquel, todos juntos, prueba aquí prueba allá, revolcona. ¡Ay! da como vértigo genitahhhhhhl (grita como cayendo en abismo).
Se abre una ventana y por ella entra al andamio un hombre uniformado de vigilante. Ella no se da cuenta.
¿Más? Qué más, pero qué más quiere ella? (escucha) Yo se y lo nuestro es bien especial. Lo nuestro no se parece a nada. (escucha) Y yo también creo eso, mi amor.
El vigilante trae cara de acontecido, de atormentado. Saca la mano como cerciorándose de que no está lloviendo. Relámpaguea y él esconde la mano.
‘Que tú tienes que seguir con ella. Igual le da sabor a lo nuestro. Lo nuestro es como…, un café expresso, ¿de esos cafés hechos en máquina? Así. Esos son de una vez por semana. Y te lo vas tomando a sorbitos, muy suavecito porque sientes cómo te va entrando, y pasas toda la tarde en eso, hasta tomarte la última gota, y quedas temblando media hora, vibrando como la última nota de nuestra hermosa canción de amor.
Samira se percata del vigilante.
SAMIRA: ¡Ay! ¿Y usted, qué quiere, qué quiere usted aquí? (al teléfono) Un hombre que se metió al andamio.
El vigilante ensimismado, no le hace caso.
SAMIRA: ¡Sáquese! ¡Sal! (al teléfono) Es el vigilante. ¿Pero tu has visto que abuso es éste?
El vigilante sin reparar en ella se abraza y se restriega los brazos tratando de hacerse entrar en calor.
SAMIRA: (Al vigilante) Señor, ¿de verdad que no se va a ir? Es una conversación personal.
El vigilante busca entre los aperos de trabajo que han dejado sobre el andamio y ahí consigue una especie de sobretodo impermeable, se lo pone.
SAMIRA: (Al teléfono) Bueno terminé mi presentación, y vine a esperar aquí a Dalila, estirando las piernas, tu sabes, a hablar tranquilamente (al vigilante) en privado.
El vigilante ronda de arriba para abajo por el andamio, viendo hacia abajo, mirando a lo lejos, deteniéndose aquí y allá. El vigilante se consigue una cajetilla de cigarrillos en uno de los bolsillos del sobretodo.
SAMIRA: (al teléfono) Este andamio está en el piso 15. (oye) Son oficinas, a esta hora no hay nadie. (al vigilante) Señor, ¿está prohibido estar aquí? (al teléfono) Pero deja que conteste él, Cheo. (al vigilante) No me voy a llevar nada de aquí, a mi no tiene que vigilarme.
Saca un cigarrillo y lo enciende. Tose. Tose fuerte, pero sigue fumando.
SAMIRA: ¿En qué estábamos? (Al vigilante) ¿Qué es? ¿Está bien? (Al teléfono) Nada, que le dio un ataque de tos. No le hagas caso, olvídate de él.
El vigilante camina meditativo, fumando, mirando al cielo porque relampaguea.
SAMIRA: Bien, bien. Me encanta cuando me celas.
Del rumor de tráfico que se escucha allá abajo a lo lejos, se distingue algo, un frenazo o una sirena, el vigilante corre a la esquina del andamio para ver mejor lo que sucede abajo.
SAMIRA: No tienes razón pero me gusta. Hablando de tu esposa, propongo, ir a un consejero matrimonial. (oye)
El vigilante va a un extremo del andamio y se sienta con los pies colgando.
SAMIRA: No, no estoy terminando lo nuestro. Creo que eso sería lo mejor.
Da una pitada al cigarrillo, y se ahoga. Tose, un ataque de tos fuerte. Samira lo mira. La tos del vigilante se calma. El vigilante mira al cigarrillo y dice:
PACO: Esto va a terminar matándome.
Ríe fuertemente, irónicamente, mientras da una larga chupada al cigarrillo y comienza a toser como loco, bota el cigarrillo en medio del ataque que parece no terminar. Relampaguea.
SAMIRA: No seas así que sí son muy buenos. (escucha) Bueno, así hablan abiertamente. (escucha) Cosas que no se hablan normalmente.
El vigilante saca su revólver de la revolvera. Su ataque de tos se calma.
SAMIRA: Con entrevistas individuales. (Escucha) Se sigue conversando en la casa. (Escucha) No, yo no, una amiga mía fue. No, yo digo las cosas de frente.
El vigilante se cerciora de que su arma tenga balas.
SAMIRA: Yo sé, es ella quien lo necesita para lograr comunicarse. Prométeme que lo vas a hacer, ¿sí?
El vigilante toma una larga bocanada de aire y se coloca el revólver en la sien.
SAMIRA: Tu eres lo que más quiero en el mundo.
El vigilante aguanta la respiración.
SAMIRA: Si tu eres feliz, yo seré feliz.
El vigilante cierra los ojos. Se mantiene así unos treinta segundos y baja el arma, botando el aire, temblando.
SAMIRA: Tu sabes que eso es la pura verdad.
El vigilante respira agitadamente.
SAMIRA: Sí, yo también.
El vigilante voltea a ver a Samira quien no repara en él.
SAMIRA: Dalila ya debe estar por salir.
El vigilante, Paco, la apunta con el revólver, ella no se da cuenta. Un relámpago ilumina todo.
Obra para dos actores. Un hijo vuelve a casa a reclamar lo que le robaron. Su padre, cansado, salta con gracia de un lado a otro tratando de evadir a su depredador hijo. Ver más
Premios
VII Premio de Textos Dramáticos SERANTES, España.
Personajes:
VIEJOLOCO: Musculoso y atlético hombre de 50 años
PACHINO: Débil hombre de 25 años, hijo de Viejoloco
Vestuario:
VIEJOLOCO: Traje de hule, muy ajustado al cuerpo, de un diseño que recuerde un superhéroe de las tiras cómicas. Una pelota del mundo de unos 90 centímetros de diámetro.
PACHINO: Viste al estilo de los cantantes de música urbana.
Escenografía:
Sala de una favela, de un rancho, de una casa hecha de láminas de zinc, piso de tierra, en las laderas alrededor de una gran ciudad latinoamericana.
Toda la acción de la obra ocurre en una noche.
ESCENA UNO - NOCHE
Pachino, entra a escena por la puerta del dormitorio, sudando y boxeando. Viene en boxer blancos salpicados de sangre; mientras boxea en el aire, narra su versión de la pelea Frazier-Ali ’71. Pachino habla rápido, rítmicamente, pero rápido, como un látigo, hiperkinético.
PACHINO: …upper, upper, upper, upper, upper,
de izquierda, izquierda, up de izquierda,
buscando, buscando, siempre al cuerpo,
torso, tripas, entrañas, corazón,
Frazier con estilo congorocho,
busca reventarlo hacerlo un ocho
y Alí no se deja ni se queja
con cada golpe que Frazier le da
Alí riendo lo besa en la oreja
Frazier con este estilo cerrado,
puños en círculo apretado,
(tira los puños estilo Frazier)
muy mal, muy mal, muy mal, muy mal,
nada, nada, nada, nada, nada,
qué desagradable espectáculo
Joe Frazier en el cuadrilátero
(cambia a estilo Muhammad Alí)
Izquierda, izquierda,
Izquierdaderecha, izquierda,
Lindo, lindo, lindo, sí que lindo
Impresionante es ver a Alí pelear,
gracia, elegancia, ritmo, belleza,
puro arte en movimiento eso es Alí
que velocidad señores, por Dios,
Alí puede hacer lo que nadie más,
cada coñazo parece colocar
con la velocidad de un látigo
en toda la carota de Frazier
y el comemierda no sabe qué hacer
es que ya le duele hasta pestañar
El árbitro lo que hace es gritar
Frazier, suelta, Frazier ya, ya,
porque lo que hace es sólo colgarse,
del cuerpo del más grande Muhammad
Entra a escena, a la sala y por la puerta principal, Viejoloco, el padre de Pachino, vestido con un traje tipo héroe de tira cómica y cargando un globo del mundo de 90 centímetros de díámetro. Pachino no se da cuenta de la presencia de Viejoloco.
PACHINO: y Frazier como un muñeco porfiado
(hace como Frazier)
los golpes de Alí quiere esquivar
y ahí se va, tonto, pa´lante y pa´tras
tonto, gafo, bobo, bruto, lerdo,
necio, torpe, burro, tocho, zonzo,
pazguato, idiota, lila, tarado,
Muhammad Alí se queda así
lo que hace es mirar
con esa sonrisota de par en par
el público grita vuelto loco
llora, rie, sufre, echa las tripas
sin cansarse un momento de gritar
una demostración que no tiene madre
y que el padre, el padre está por reventar
Muhammad Alí es, es lo más grande
y Joe Frazier el gran puños de hierro
con sangre lo va averiguar
VIEJOLOCO: (habla pausado y lento, tal vez como consecuencia de los golpes recibidos como boxeador) ¿Ya te vio tu madre?
Pachino pega un grito y le salta encima buscando en sus bolsillos del cual saca una navaja, una navaja tan grande que puede verse desde cualquier punto del teatro, con la que amenaza al Superhéroe. Viejoloco ni se mueve, sólo mira la navaja con rastros de sangre.
VIEJOLOCO: ¿Sangre? ¿Es sangre lo que tiene esa navaja?
PACHINO: Anda, muévete, payasito, y te mueres rapidito, tu piyamita de superhéroe no me asusta, además por detrás, no, ahí si es verdad que no me gusta, quién eres tu, de dónde saliste, que te metes en mi casa, qué te creíste.
Pachino se da cuenta de las manchas de sangre de la navaja, la limpia en su boxer y se da cuenta de que está salpicado de sangre, corre a ponerse sus pantalones que están sobre el sofá.
VIEJOLOCO: ¿Sabe tu madre que estás aquí?
Mientras se pone los pantalones apresuradamente, mira a Viejoloco y le pregunta.
PACHINO: ¿Viejito? ¿Mi viejo poco a poco? ¿Mi héroe de chiquito? ¿Al que llamamos viejo-loco?
VIEJOLOCO: ¿Por qué hablas así?
Pachino se sienta a ponerse los zapatos deportivos de marca que usa. Antes de meter cada pie, echa un poco de talco dentro del zapato.
PACHINO: Ah eso si no, eso si no, eso sino papacito, eso no te lo permito, no te burles, no te burles, no te metas con mis metas, estás frente una mente, frente a un poeta, un poeta que en verso el mundo interpreta.
VIEJOLOCO: ¿Qué quieres?
PACHINO: Qué es pues, qué mala espina, ¿te parece que soy ladrón de esquina?
VIEJOLOCO: (Suelta la pelota sobre el sofá) ¿Dónde está tu madre?
PACHINO: No sé
VIEJOLOCO: (Buscándola por todos lados) ¿Qué le hiciste? ¿Dónde está?
PACHINO: No sé, no sé, no sé, dije no sé
Viejoloco se le viene encima a Pachino y lo agarra por el cuello.
VIEJOLOCO: ¿Dónde está?
PACHINO: No se, no se, qué te pasa, soy tu hijo que vuelve a su casa, y me recibes con caras y amenazas.
VIEJOLOCO: ¿Dónde está?
Viejoloco levanta la mano para pegarle.
PACHINO: Baja, baja, baja. Bájate que estás muy arriba, ya te hubiera abierto en dos, ¿sientes el friíto en la barriga?, ahora cálmate, portate bien y me bajas la voz, conmigo todo es suave, fino, y no hay tos
Viejoloco da un paso atrás y todos vemos la navaja brillando en manos de Pachino.
PACHINO: Qué bonito, qué bonito, que bonito es lo bonito, que bonito traje, de casamiento pareces paje
Viejoloco saca un par de billetes de uno de los bolsillos de sus pantalones.
PACHINO: ¿Qué qué qué? ¿Cuál es tu desespero? No se por qué todo el mundo anda creyendo que la vida es tan fácil, que cualquier cosa la arreglan con un poco de dinero
VIEJOLOCO: Qué te pasa
PACHINO: Soy poeta, músico, artista, Picaso, para ti, sólo tu hijo, para los demás, soy un tipazo
VIEJOLOCO: Mi abuela decía, de la cuna hasta la tumba, somos la misma basura inmunda. ¿Dónde está?
PACHINO: Mi madre me contó, que mi tío se murió, el cáncer se lo comió lo dejó tirado, y yo por esos mundos ni enterado.
VIEJOLOCO: ¿Tienes que hablar así todo el tiempo? (Guarda billetes)
PACHINO: Todo es dinero que arrechera, le di un coñazo de estos (muestra fajo de billetes que lleva en el bolsillo) para que se fuera. Fue a acompañar a mi tía, a su hermana, prometió volver en una semana. ¿Me entiendes Duendes? ¿Sí me sigues, Benavides?
VIEJOLOCO: ¿Tienes que hablar así todo el tiempo?
PACHINO: ¿Tienes que vestir así todo el tiempo?
VIEJOLOCO: Y yo qué hago, es mi trabajo
PACHINO: Igual aquí. Hablar en rima me pone en tarima, o sea es mi trabajo, carajo. ¿Me entiendes Duendes, sí me sigues Benavides?
VIEJOLOCO: Entiendo que eres Jacobo, mientras más grande más bobo
PACHINO: ¿Y tu qué? Qué manera de vestir más violenta, que cosa tan de mal gusto, es una cosa que da susto
VIEJOLOCO: No por mi gusto. Sube las ventas
Viejoloco va a buscar la pelota que dejó sobre el sofá.
PACHINO: Sube las ventas
VIEJOLOCO: El compay Ernesto, ¿te acuerdas?
Viejoloco agarra la pelota en sus manos.
PACHINO: Superauto Americano
Viejoloco levanta la pelota por encima de la cabeza y hace una pose como de coloso.
VIEJOLOCO: Ese soy yo
PACHINO: Pero tu eres uno de sus mecánicos
Mustang, Nova, Corvette, Camaro,
de americanos eras el mago
VIEJOLOCO: Ya no
PACHINO: Tu compadre no tiene madre
VIEJOLOCO: Yo soy el encargado de atraer clientes
PACHINO: Ese traje te voy a quitar, con un negocio que te va a encantar.
VIEJOLOCO: ¿Qué dijo tu madre?
PACHINO: No mucho, se alegró un montón, se fue con la comadre a compartir el notición, y a que la acompañe a llegar a Misión.
VIEJOLOCO: La muerte del cuñado la tiene muy triste
PACHINO: Bueno, pero qué vaina es ésta, aquí estamos de fiesta porque llegué yo, así que ve sacando de una vez el ron
VIEJOLOCO: Si, claro, no todos los días vuelve un hijo a casa, ¿no?
PACHINO: Así es, pollito inglés
VIEJOLOCO: Yo no soy pollito
PACHINO: Tampoco inglés, pero se estima porque hace rima,
VIEJOLOCO: Deja me quito esto
Pachino se altera, evidentemente no se siente cómodo con que Viejoloco vaya al cuarto a cambiarse.
PACHINO: Pero no te tienes que cambiar. Por mí no te preocupes. Así te puedes quedar.
VIEJOLOCO: Es rápido
Pachino, sin ser muy evidente, trata de bloquearle el camino a la puerta del cuarto (la misma puerta por la que entró Pachino al principio de la obra).
PACHINO: Estamos en confianza tengo sed, viejo de verdad, sin chanza, cámbiate después
VIEJOLOCO: ¿Hay algo en el dormitorio que no quieres que vea?
PACHINO: No, qué dices, qué dices, no por qué. A ese cuarto te juro que yo no entré
VIEJOLOCO: ¿Entonces?, deja que me cambie que salgo enseguida
PACHINO: Qué aprehensivo, tan desconfiado, eres ofensivo, que desagrado.
VIEJOLOCO: Tranquilízate.(señala el mueble) Me queda algo de ron
PACHINO: Sigues teniendo buen gusto y gusto por el buen ron, picaron (boxea)
VIEJOLOCO: Todo cambia y seguimos igual
Ambos boxean, por un momento parecen dos chiquillos. Luego de un par de amagos, Pachino abraza a Viejoloco, poniéndole la cabeza en el pecho a Viejoloco. Pachino le soba la espalda a Viejoloco un par de veces, y se separan. La precisión coreográfica con la que hacen el movimiento descrito, deja saber que es un conjunto de movimientos que solían hacer con frecuencia, y deja ver la relación cercana que tuvieron padre e hijo, y que, por el contrario, hasta éste momento en la obra sólo se ha notado la distancia, la amargura, lo áspera de la relación actual.
Obra para dos actores y una actriz. Un hombre acostumbrado a vivir al borde de la ley, consigue su propio castigo al enamorarse de una chiquilla veinte años menor. Ver más
Premios
Finalista Premio Casa de Teatro, República Dominicana
Escenarios:
- Alberca de la casa de Salvador.
- Comisaría policial.
Vestuario:
BEBÉ: Juvenil. Sexy.
SALVADOR: Traje formal de paltó y corbata vistoso y costoso.
CHANO: Conservador pero de todos los días. Sin corbata, ni uniforme.
NOTA: Si la obra va a representarse cerca de los días de Carnaval pudiera considerarse para las escenas que ocurren en la comisaría, que Salvador lleve disfraz de patricio romano y Bebé de bailarina de samba.
ESCENA 1
Salvador fuma un cigarrillo sentado bajo la sombrilla de una mesa de patio junto a la piscina. Entra Bebé tomándose una soda.
SALVADOR: ¿Eso es lo que vas a desayunar?
Bebé toma un par de largos tragos.
Salvador da un par de largas pitadas a su cigarrillo.
Bebé se le queda mirando largamente a Salvador. Salvador repite la pregunta.
SALVADOR: ¿Eso es lo que vas a desayunar?
Bebé señala el cigarrillo de Salvador.
BEBÉ: ¿Eso es lo que vas a desayunar?
SALVADOR: (Amenazante) No hables así.
BEBÉ: (Tono de niña) ¿Cómo?
SALVADOR: (Menos amenazante) Así. (casi sonriente) Feo.
BEBÉ: (Como niña) Yo no te hablo feo.
SALVADOR: (Juguetón) ¿No?
BEBÉ: No.
SALVADOR: ¿Y cómo entonces?
BEBÉ: Yo te hablo bonito.
SALVADOR : No siempre.
BEBÉ: Yo siempre te hablo bonito
SALVADOR: ¿Y no me hablaste feo hace un momento?
BEBÉ: No.
SALVADOR: ¿No?
BEBÉ: Yo no te hablo feo porque yo soy tu ñiña linda.
SALVADOR: ¿Tu eres mi ñiña linda?
BEBÉ: Sí
SALVADOR: Está bién.
BEBÉ: Yo no te hablo feo. Yo soy tu ñiña linda. Que nunca puede hablarte feo.
SALVADOR: (Dejando el tono juguetón) Esta noche tengo una cena de negocios.
BEBÉ: ¿Esta noche?
SALVADOR: Sí. No teníamos planes para ésta noche.
BEBÉ: Para esta noche falta muuucho. ¿Vas a estar todo ese rato sin comer?
SALVADOR: No.Algo comeré.
BEBÉ: Yo creo que es lo mejor.
SALVADOR: Pero es que se come tanto en esos eventos.
BEBÉ: Tu no estás gordo.
SALVADOR: No. Yo se que no. Pero se siente uno mal cuando come de más.
BEBÉ: No comas tanto.
SALVADOR: Es raro estar ahí sin comer.
BEBÉ: Pero come como los demás.
SALVADOR: Por eso. Todos están todo el tiempo comiendo... No quiero comer en el día.
BEBÉ: ¿Yo voy?
SALVADOR: ¿Tu quieres ir?
BEBÉ: No, si tu no quieres.
SALVADOR: Como tu quieras.
BEBÉ: Si tu quieres yo voy contigo.
SALVADOR: A mi me encanta porque así puedo mostrarle a todos la ñiña linda que yo tengo.
BEBÉ: Y a mi me encanta estar contigo.
SALVADOR: Pero...
BEBÉ: Pero ¿qué?
SALVADOR: No se.
BEBÉ: Yo tampoco.
SALVADOR: Parece que tenías un pero.
BEBÉ: No.
SALVADOR: Son aburridos.
BEBÉ: No tanto.
SALVADOR : Sí. No van chicas de tu edad.
BEBÉ: Pero estar contigo es divertido.
SALVADOR: No, hoy voy de negocios, ¿sabes?, no voy a poder estar contigo todo el tiempo, tengo que escuchar las sandeces de un tonto de éstos...
BEBÉ: Sí.
SALVADOR: No hace falta que vayas si no quieres.
BEBÉ: Está bien.
SALVADOR: Yo voy y vengo tan rápido como pueda, ¿está bien?
BEBÉ: Yo te espero.
SALVADOR: (Regañón) Baja los pies.
BEBÉ: Ah no. Estás muy peleón conmigo, hoy.
SALVADOR: Es que estás muy bonita hoy.
BEBÉ: ¿No estoy bonita todos los días?
SALVADOR: Claro que sí, pero hoy estás especialmente bonita.
BEBÉ: ¿Te parezco bonita?
SALVADOR: Me pareces lo más lindo que creó Dios sobre la tierra.
BEBÉ: ¿De verdad te gusto tanto?
SALVADOR: Me encantas, me vuelves loco. Me tienes hablando solo como un loco manso.
BEBÉ: Loco.
SALVADOR : Cada vez que te veo te veo por primera vez.
BEBÉ: (dolor fingido, coqueto) Ay.
SALVADOR Y se me sube al pecho ésta estampida de luces que me explotan diminutas detrás de las orejas.
BEBÉ: Loco, loco, loco, mil veces loco.
SALVADOR: Y hoy estás como para comerte.
BEBÉ: Mentiroso.
SALVADOR: Estás como traviesa hoy, ¿no?
BEBÉ: ¿Traviesa?
SALVADOR : Sí.
BEBÉ: No.
SALVADOR: Sí.
BEBÉ: ¿Te parezco traviesa?
SALVADOR: Digo.
BEBÉ: ¿Particularmente traviesa? No.
SALVADOR: Yo creo que sí. O tal vez sea que yo siempre te veo con ojos de travesura.
BEBÉ: Travieso.
SALVADOR: ¿Quieres hacer travesuras?
BEBÉ: No.
SALVADOR: ¿No?
BEBÉ: No quiero hacer travesuras.
SALVADOR: ¿Segura, segura, segurísima?
BEBÉ: No. Tus travesuras a veces duelen.
SALVADOR: Mentira.
BEBÉ: Es verdad.
SALVADOR: ¿Cómo van a dolerte si son con cariño?
BEBÉ: Yo se.
SALVADOR: Para divertirse.
BEBÉ: Algunas me duelen.
SALVADOR : ¿De verdad?
BEBÉ: Sí.
SALVADOR : No sabía.
BEBÉ: No te digo nada para que no te enojes conmigo.
SALVADOR: ¿Contigo? ¿Enojarme contigo? Jamás.
BEBÉ: Sí.
SALVADOR: No hay nada en el mundo que me haga enojar contigo.
BEBÉ: No se, a veces me parece como que... no se.
SALVADOR: ¿Cuándo te duele?
BEBÉ: A veces.
SALVADOR: ¿Cuándo?
BEBÉ: No se.
SALVADOR: Dame un ejemplo.
BEBÉ: No me acuerdo.
SALVADOR : Un ejemplo.
BEBÉ: No me duele tanto.
SALVADOR: ¿No te duele tanto?
BEBÉ: No tanto.
SALVADOR: ¿Será que te duele rico?
BEBÉ: Puede ser.
SALVADOR: ¿Te duele rico?
BEBÉ: Puede ser.
SALVADOR: ¿Rico, rico, rico?
BEBÉ: Sí.
SALVADOR: ¿Qué tal si hacemos travesuras ricas ahora mismo, eh?
BEBÉ: Me gustaría...
SALVADOR: Pero...
BEBÉ: Estamos esperando a alguien, ¿te acuerdas?
SALVADOR: No. ¿Quién?
BEBÉ: ¿No te acuerdas?
SALVADOR: ¿Al Señor Rojas?
BEBÉ: No. Todavía no me toca.
SALVADOR: ¿Entonces?
BEBÉ: ¿No te acuerdas?
SALVADOR: No.
BEBÉ: Sí.
SALVADOR: ¿Quién viene?
BEBÉ: Tu sabes
SALVADOR: ¿Hoy también?
BEBÉ: Tu sabías.
SALVADOR: Está viniendo todos los días.
BEBÉ: No todos los días.
SALVADOR: Todos los días.
BEBÉ: Ayer no vino.
SALVADOR: Será el único día que no vino.
BEBÉ: No.
SALVADOR: ¿Cuándo viene?
BEBÉ: Está por llegar.
SALVADOR: ¿Tu no tenías un ensayo de arte que entregar?
BEBÉ: Sí.
SALVADOR: ¿Y?
BEBÉ: Está casi listo.
SALVADOR: Pero no está listo.
BEBÉ: Sólo me falta escribirlo.
SALVADOR: Casi nada.
BEBÉ: Ya se todo lo que voy a escribir.
SALVADOR: ¿Y el clarinete?
BEBÉ: Bien.
SALVADOR: Nunca más lo has practicado.
BEBÉ: Yo lo practico.
SALVADOR: ¿Suficiente? No creo.
BEBÉ: Claro que sí. Diario.
SALVADOR: A mi me parece que ese niño, no se.
BEBÉ: ¿Qué tiene?
SALVADOR : No se. No se.
BEBÉ: Pero a ti te gusta también.
SALVADOR: Ese no es el tema.
BEBÉ: Y te gustan las travesuras con él.
SALVADOR: ¿A mí nada más?
BEBÉ: A mi también.
SALVADOR: Y a él también.
BEBÉ: A los dos.
SALVADOR : A los tres no gusta.
BEBÉ: Eso, a los tres nos gusta.
SALVADOR: Ese no es el tema.
BEBÉ: ¿Y cuál?
SALVADOR: Cada cosa tiene su momento.
BEBÉ: Okey.
SALVADOR: No puede ser cosa de todos los días.
BEBÉ: Que no es todos los días.
SALVADOR: Bueno, prácticamente.
BEBÉ: Que no vino ayer.
SALVADOR: Pero hay que darnos un tiempo sin él.
BEBÉ: ¿Por qué?
SALVADOR: De vez en cuando.
BEBÉ: ¿Pero por qué?
SALVADOR: Un tiempo para nosotros dos.
BEBÉ: El resto del tiempo.
SALVADOR : Un tiempo en el que el juego sea sólo entre nosotros dos.
BEBÉ: El resto del tiempo es de nosotros dos solos.
SALVADOR: ¿O no quieres jugar solo conmigo?
BEBÉ: Sí.
SALVADOR: ¿Si quieres jugar sola conmigo?
BEBÉ: Sí, claro que sí, tu sabes que sí.
SALVADOR: ¿Jugamos un rato?
BEBÉ: Juguemos
SALVADOR: ¿Viste que eres una traviesa?
BEBÉ: Yo se.
SALVADOR : Como la luna.
BEBÉ: ¿La luna?
SALVADOR: La luna es traviesa como tu.
BEBÉ: ¿Sí? ¿Como yo?
SALVADOR: La luna sabe que es linda y se esconde entre las nubes.
BEBÉ: Lindo.
SALVADOR: Y se asoma.
BEBÉ: Precioso.
SALVADOR: Para que uno pregunte. ¿Dónde está la luna?
BEBÉ: Loco.
SALVADOR: ¿Dónde está la luna?
BEBÉ: Tierno.
SALVADOR: ¿Dónde está la luna?
BEBÉ: Quí taaa.
SALVADOR: ¿Viste?
BEBÉ: Bello.
SALVADOR: No creo.
BEBÉ: ¿No me crees?
SALVADOR: Bella la luna.
BEBÉ: Tu también.
SALVADOR: Bella la luna, que es hermosa cuando se baña en el mar y que igual se baña en los charcos y sigue siendo bella.
BEBÉ: Lindo, mi loco.
Tocan a la puerta. Bebé se ilumina y traviesa de contento se levanta a atender la puerta.
BEBÉ: Ese debe ser él.
SALVADOR: (Autoritario) Eh, eh, eh, eh.
Bebé se detiene y se voltea a mirarlo sorprendida.
SALVADOR: Con calma, ¿okey?
Bebé lo mira petrificada sin saber cómo reaccionar.
SALVADOR: Lo vamos a dejar entrar, una vez más.
Bebé reprime una sonrisa.
SALVADOR: Y vamos a jugar. Los tres. Como siempre.
BEBÉ: Sí.
Vuelven a tocar a la puerta. Bebé mueve la pierna de impaciencia.
SALVADOR: Pero no vamos a jugar más al ahorcado. ¿Okey?
BEBÉ: Ah no. (se cruza de brazos infantilmente)
SALVADOR: Porque es peligroso.
Bebé, de brazos cruzados y haciendo pucheros comienza el ademán de ir a atender la puerta pero las palabras de Salvador la vuelven a detener.
SALVADOR: Además, que sea la última vez que viene sin que yo sepa.
Ella sigue de brazos cruzados y haciendo pucheros.
SALVADOR: ¿Entendido?
Bebé no contesta. Se queda parada en la misma pose: brazos cruzados y haciendo pucheros.
SALVADOR: Quiero escucharte decir que entendiste.
Bebé balbucea un entendido entre dientes que apenas logra entenderse.
BEBÉ: (Balbucea) Entendido.
Oscuro.
Monólogo para un actor. Raúl lo perdió todo, hasta el oído. Pero le queda lo más valioso, él mismo y todo lo que ha vivido. Si quieres asomarte a su mundo solo tienes que seguir lo te dicen sus manos. Ver más
ESCENARIO
Larga calle que comienza en un callejón y termina en un refugio para personas sin hogar.
ESCENA ÚNICA
RAÚL: La primera vez que vi un cadáver, fue el tuyo. Yo te vi salir de tu propio cuerpo quitándotelo como un vestido. Te vi tirarlo sobre el sofá para que una mucama viniera a recogerlo. El vacío de tu alma era un abismo de vértigo. Acercarse a tu cuerpo desocupado era absorbente: el beso celoso de un amante que se sabe traicionado. Me llenó de euforia ver tu cuerpo convertirse en una cosa. Como cuando se cae un árbol. O una camisa resbala de su gancho. O una llanta pierde su aliento. Si hubiera sido yo quien deja mi cuerpo tirado por ahí, me hubieras hecho recogerlo. Aunque ya estuviera tieso por el rigor mortis, paralizado por el terror a la muerte. Roto ennegrecido por el vértigo del pozo que nunca acaba. Sota de basto implacable abriendo mis miedos con baños de pajaritos en mis charcos de sangre.
Raúl voltea como si lo estuviera acecharan.
RAÚL: Noche tras noche resbalando por personas que tú misma excavaste en una tarjeta de viajes del mismo estado.
Raúl posa frente a su foto en la entrada del callejón. Sigue caminando.
RAÚL: (violento) ¡No me grite! Por supuesto que la escucho, si la llevo en la cabeza. Ahora, bájele. Soy sordo del lado afuera pero del lado adentro, no. Espéreme. Ya la atiendo. No estoy hablando con usted. Estoy hablando con los demás, con los de afuera. Yo se. Yo se. Yo se. Yo se que no me entienden pero ¿no se acuerda cuando a usted le daban ganas de hablar desde afuera con su lado adentro? Nadie habla solo por uno mismo se escucha y se contesta. No, no se me olvida que usted está ahí adentro escuchándome. (pausa) No, no se me confunden los recuerdos. Yo se que usted creía que se había quedado dormida y que el equivocado era yo. Porque usted no podía verse. Pero yo sí. Y desde aquí afuera, le vi los ojitos de pescado en vitrina. La tez marchita de caracol asoleado. Y las manos se me hicieron de piedra cuando toqué en su piel la temperatura de los espantos.
Raúl se detiene a buscar comida dentro de un pote de basura.
RAÚL: ¡¿Qué, qué quéee?! (violento y como con ritmo de rap) ¡¿Qué, qué quéee?!¡Yo no fui! ¡¿Qué, qué quéee?!¡¿Qué, qué quéee?!¡Yo no fui! Yo no fui! (ahora suave y pausado) ¡Hija de la gran puta! Sal de ahí. Dímelo aquí. De frente. Para eso te me metiste adentro. Salte de ahí y me lo dices a ver si es verdad que me puedes volar los sesos. ¡Concha seca! Rotunda. Irreverente. Zalamera. Levantando rumores que los demás repiten hasta que uno termina perseguido. Cállese. ¡Shito! Que si no es por mí ya estarías disuelta en la nada como todos los fiambres que han sobrepasado su fecha de expiración. Cualquier día me olvido de ti a ver si vuelves a existir nunca más en esta tierra. ¡Hija de puta!
Calmado y enajenado, come de lo que encontró en el pote y habla.
Obra para una actriz y dos actores. Cuando nos falla la esperanza, nos defendemos fabricándola con exuberancia. Eso nos hace actuar de formas que jamás nos hubiéramos imaginado. Ver más
Escenografía:
Del lado derecho del escenario, una puerta con una amarillenta hoja de papel carta puesta con un cinta plástica adhesiva. Del lado derecho de la puerta, un poste de electricidad.
La línea de personas se formará desde la puerta hacia la izquierda. Los personajes de la línea mientras no estén activos en la escena, estarán representados por percheros en los cuales habrá colgados elementos de sus ropas que ayuden a definirlos.
NOTA: La obra ocurre de la mañana a la noche de un mismo día.
Escena única
Antes de que el público ingrese a la sala ya está la escena dispuesta. El vagabundo no es más que un bulto indefinido que yace junto a la puerta. Es noche cerrada con estrellas y tal vez el canto de la noche lo preside lejanamente un búho.
Una vez todo el público está sentado comienza a amanecer. Mientras amanece, el vagabundo hace pequeños movimientos propios del sueño liviano, tan discretos que cuando el público los note, TAL VEZ no se dará por enterado.
Cuando ya la luz deja ver todo más claramente una mujer en su bicicleta cruza de IZQUIERDA A DERECHA del escenario. Se apea y con la parsimonia de quien ejecuta un rito repetido mil y una veces, asegura la bicicleta al poste con una cadena.
Los movimientos del vagabundo se hacen más perceptibles. La mujer de la bicicleta sale caminando por el lado opuesto al que entró en escena.
El vagabundo se despierta. Poco a poco va levantándose. Una vez de pie se despereza con grotescos y fallidos intentos de estiramiento. Balbucea parlamentos ininteligibles por unos instantes hasta que le sobreviene un ataque de tos. Luego de recuperarse recita claramente al público un monólogo sin mucho sentido.
Mientras el vagabundo declama y sale de escena, los otros dos actores van colocando veinte o más percheros que simularán una línea de gente formada de la puerta hacia la izquierda del escenario. Los dos van vestidos de sus próximos personajes. No deben parecer gente de producción colocando elementos escenográficos, si no personas que colocan sus alter egos en línea.
VAGABUNDO: Cuando yo era una rata
el reloj de mi oficina
se hizo lento como pereza
“y que” cojeaba de una pata.
De su mal hizo un virus
por lo que en todas la casas
cansados todos preguntábamos
¿qué pasa que el tiempo no pasa?
Se me juntaron los parientes
tatarabuelos, abuelos, hijos y padres
de todos los tiempos llegó gente
trasponiendo toda lógica en mi mente
A mi reloj olvidé darle cuerda
y los ligeros copos del tiempo
me sepultaron posando sobre mí
todas las nieves de mi infancia.
Una vez termina de recitar, el vagabundo en su lento caminar va saliendo de escena mientras los trapecistas para comenzar su escena se colocan frente a sus percheros, toman de él un último elemento que los identifique, un sombrero, un bastón, un paraguas, un guante, una bufanda, un chal, lo que se determine y arrancan la escena como si tuvieran ya rato hablando entre ellos:
ÉL: ...tu llevas una malla blanca. Tu eres el centro de la medusa. De ti salen tiras de tafetán que son tus tentáculos. Los tentáculos que te sirven para moverte. (Hace gesto de “volar” como las medusas)
ELLA: ¡Qué plástico! Sí. ¿Y qué me dices del tema? ¿Cuál es el tema?
ÉL: Voy. No tendrías cabeza visible. De alguna forma haremos que tu malla suba por los hombros (le muestra en el cuerpo de ella). Y que se ajuste a tu cuello, normalmente, pero de ahí que siga subiendo recto como una pajilla y quede abierto arriba como un tubo.
ELLA: Ajá
ÉL: Un paraguas. Tal vez lo llevas en la mano, tal vez te lo adosamos a la espalda o lo tienes en tu mano, lo que si veo claro es un gran paraguas blanco, tal vez una mezcla de muselina con latex, en forma como de corona, así, que no deje ver el final del “tubo”.
ELLA: Eso ya suena a biología.
ÉL: Espera. Y del paraguas caen flecos, muchos flecos de organza, largos como cola de vestido de novia. Igual tus pies. Tus pies no son el final, continúan largos como tentáculos, tubos que se van haciendo más estrechos hasta terminar en punta.
ELLA: Eso en el aire tiene que verse hermoso, pero no va a ser un acto normal de trapecio.
ÉL: No, no. Va ser tú acto. Normal nada. Especial.
ELLA: El tema, el tema es el que todavía no logro ver.
ÉL: El tema tiene que revolotear en algo relacionado con el ser. Con lo frágiles que somos. Con lo pequeños, tiernos, no insignificantes, pero como tan pequeña parte del gran rompecabezas del Universo que somos, ¿sabes?
ELLA: Fragilidad
ÉL: Algo por ahí. La fragilidad del ser
ELLA: Me gusta, me gusta.
ÉL: Todavía no se. Eres una medusa... y existes mientras asciendes... mientras te mueves...
ELLA: Cuando comienza el acto voy subiendo ligera, como con música clásica, ¿sabes? ¿así como se mueven las medusas?
ÉL: Danzan. Las medusas danzan.
ELLA: Podemos tirar miles de líneas de piso a techo, que las manejan personas desde la parrilla de arriba.
ÉL: Bello. Y cada línea con seis, siete medusas pequeñas, que van como ascendiendo contigo, con la música.
ELLA: Vamos subiendo todas, majestuosas, (baila como vals) y una ráfaga de viento ¡Agh!, se lleva el paraguas, mi cabeza, mi secreto para volar.
ÉL: Volatilidad, esa es la palabra.
ELLA: Y yo empiezo a caer. (se mueve imitando el vaivén de una hoja que cae)
ÉL: La volatilidad del ser.
ELLA: Y conmigo caen todas las medusas. Y la música va cayendo, ligera, conmigo.
ÉL: Ahí está. ¡Ja!
ELLA: ¿Y tú?
ÉL: ¿Yo qué?
ELLA: ¿Cómo vas vestido? ¿Qué eres?
ÉL: Yo. No. Yo soy la Tierra, este plano de la existencia, la fe, tu apoyo, es decir nada.
ELLA: No digas eso, tienes que ser alguien, tienes que hacer algo, ¿qué haces?
ÉL: Yo soy un facilitador, tu destino, el destino de la medusa.
ELLA: Muy bien. Vas de malla negra.
ÉL: De traje, tal vez, con corbata. Muy formal. Un destino serio.
ELLA: Malla negra de la cintura hacia abajo y arriba traje.
ÉL: ¿Qué tal pintado?
ELLA: ¿El traje pintado?
ÉL: Sobre la malla. El traje pintado sobre la malla. Con su corbata, su pañuelito en el bolsillo del saco, su cadena de corbata, todo.
ELLA: Con una media negra en la cabeza que te haga indefinible
ÉL: Eso, que sólo esculpa el rostro pero sin definir personalidad.
ELLA: Y tú eres quien me mantiene en el aire.
ÉL: Exacto. Al perder su paraguas la medusa vuelve a obedecer la ley de gravedad, ya no vuela, cae, y quien la mantiene en el aire es el azar del destino.
ELLA: El azar, ese eres tu.
ÉL: El azar del destino, no cualquier azar.
ELLA: Tu me mantienes sin tocar el suelo hasta que me crezca otro paraguas.
ÉL: O caigas al piso.
ELLA: ¡No! Me mantienes volando.
ÉL: El resto es representar la vida con piruetas. Tomada de mí, te envuelves en tus propios tentáculos de organdí como un gusano y sales hecha una mariposa.
ELLA: Que vuela de trapecio en trapecio.
ÉL: Que el viento propele de flor en flor.
ELLA: Coqueta y hermosa
ÉL: Polinizando y libando su azúcar, hasta que el azar receloso te hace tropezar con un árbol. ¡Crac!
ELLA: Qué dramático eres.
ÉL: Donde te encuentras con otra mariposa.
AMBOS COMIENZAN A DANZAR COMO BALETISTAS, EN PUNTAS DE PIE Y MOVIENDO BRAZOS Y MANOS COMO ALETEO DE MARIPOSAS, PRIMERO SIN TOCARSE.
ELLA: Su mariposa gemela
ÉL: Y juntas danzan y copulan.
AMBOS SE ABRAZAN CON AMOR. ELLA COMO QUE VUELVE EN SÍ Y DEJA DE DANZAR, NO LO RECHAZA PERO NO LE CORRESPONDE, ASÍ QUE ÉL SE SEPARA Y SIN DARSE CUENTA DE LA REACCIÓN DE ELLA, CONTINÚA.
ÉL: El amor hace que te surja un nuevo paraguas y pierdas tus alas de mariposa. El paraguas que te salva de la caída, de estar a merced de los azares del destino pero al mismo tiempo, te separa para siempre de tu amante mariposa.
ELLA: No me gusta.
ELLA HACE ADEMÁN DE IRSE
ÉL: Entonces, vuelve a subir, y subes y subes a los cielos, con todas tus medusas, hasta que ya no te vemos, se acabó la música, se acabó el acto.
ELLA: Es un error.
CAMINA CON INTENCIÓN DE IRSE Y DEJARLO AHÍ.
ÉL: ¿Qué no te gusta? Lo cambiamos. Pensemos en otra cosa. Todavía es proyecto. Igual las miles de medusas no caben en esa oficina ahí dentro (señala la puerta), eso habrá que quitarlo, reformarlo o guardarlo para la audición final.
ELLA: Esto es un error. Esto que estamos haciendo.
ÉL: ¿Por qué?
ELLA SE DEVUELVE DECIDIDA HACIA ÉL PARA NO TENER QUE GRITAR.
ÉL: A lo mejor ahí dentro no hay nadie. O no es un cazatalentos. O no está en la búsqueda de trapecistas. Todavía es un proyecto, no puede estar errado.
AL LLEGAR HASTA A ÉL LE DICE:
ELLA: Tu y yo, nos estamos divorciando.
ÉL: Todavía no ha salido el divorcio. Se puede detener.
ELLA: De eso no es de lo que hablo.
ÉL: Okey. Hablemos, entonces.
ELLA: Somos trapecistas.
ÉL: Lo tengo claro. Un matrimonio de trapecistas, como muchos.
ELLA: Un matrimonio de trapecistas, divorciándose.
ELLA VUELVE A DAR UN PAR DE PASOS PARA IRSE.
ÉL: Ajá. A punto de reconciliarse.
ELLA: A punto de separase definitivamente porque ya no pueden trabajar juntos.
ELLA VUELVE A CAMINAR.
ÉL: ¿Por qué no? Nos conocemos el uno al otro más que nadie. En las buenas y en las malas.
SE DETIENE Y VOLTEA PARA DECIRLE
ELLA: No, porque perdimos lo más importante para un trapecista: la confianza en su pareja.
ÉL: Hablemos. Hablemos, sigamos hablando.
ELLA: ¿De qué?
ÉL: ¿Y si lo hacemos como quien cree en Dios?
ELLA: Yo creo en Dios.
ÉL: Por eso. ¿Si lo hacemos como quien cree en Dios? Un acto de fe.
SE DEVUELVE OTRA VEZ PARA DECIRLE DE CERCA
ELLA: No entiendes que contigo ya no me siento segura.
ÉL: ¿Quién está seguro de Dios?
ELLA: Yo estoy segura de Dios
ÉL: ¿Tú estas segura de Dios?
ELLA: Estoy segura de Dios y eso, me hace sentir segura.
ENTRA A ESCENA UN TIPO QUE LES PREGUNTA ALGO ACERCA DE LA FILA, MIENTRAS ELLA Y ÉL SE MIRAN INTENSAMENTE TRATANDO DE NO SER INTERRUMPIDOS, AL FINAL ELLA SE VA Y EL OTRO ATIENDE AL IMPERTINENTE.
Comedia dramática para tres actrices y dos actores. La amistad entre dos mujeres puesta a prueba una y otra vez hasta que una le presta el vientre a la otra para que realice su sueño de ser madre. Ver más
Ubicación
Dormitorio Norah/Diego
Restaurant Matías
Cafetín Aeropuerto
Retén de recién nacidos
Consultorio Obstetricia
Cocina Flor/Matías
Estacionamiento público
Cocina Norah
Bar del club de tenis
Piscina casa de padres de Norah
En el presente. El niño tiene tres años.
Escena 1 - Norah y Diego - Dormitorio Norah y Diego.- Noche.
DIEGO, en pijamas, está sentado sobre la cama recostado al copete leyendo en su ordenador portátil. NORAH, también en pijamas, entra al dormitorio y con cuidado obsesivo desdobla el edredón en un perfecto triángulo y solo lo indispensable para ella sentarse. Se descalza y coloca las zapatillas una junto a la otra en el cuadrante superior izquierdo de la alfombrilla de levantarse.
DIEGO: (sin dejar de ver su ordenador) ¿Y? ¿Cómo estuvo el día?
NORAH: (se voltea a mirarlo) Bien.
DIEGO: Qué bueno.
NORAH: Nada de particular.
DIEGO: ¿Qué tal el niño?
Norah enciende el televisor con el comando a distancia.
NORAH: Bien.
DIEGO: Está grande ya, ¿no te parece?
NORAH: Estaba despierto cuando llegaste, ¿no?
DIEGO: Sí, si, jugamos un rato y todo.
NORAH: Ah.
DIEGO: Por eso te comento, ahora siento el peso cuando lo cargo.
NORAH: ¿Te parece que está gordo?
DIEGO: No, lo que siento es que ya no puedo tirarlo al aire y volverlo a agarrar como hacía antes.
NORAH: Tu familia tiene tendencia a engordar...
DIEGO: No es eso, Norah. Él está bien.
NORAH: Yo también creo que está bien.
Silencio. Sólo se escucha el televisor.
DIEGO: Estaba pensando en decirle a mi madre que se venga a vivir con nosotros.
Norah voltea a mirarle.
DIEGO: Así ella nos ayuda…, bueno, te ayuda con el niño, tú tienes más tiempo para tí.... ¿Qué pasa? No me mires así.
Norah voltea a ver la tele
DIEGO: Digo, hasta pudiéramos regalarnos una salidita de vez en cuando… Mi madre se pondría feliz.
Norah le sube el volumen al televisor.
DIEGO: Con un bien pronunciado “no” hubiera sido suficiente.
Por un rato solo se escucha el televisor.
DIEGO: Me contó Claudia que el niño se montó en la cómoda.
Norah voltea mirarlo.
DIEGO: Qué susto, ¿no?
NORAH: ¿Claudia?
DIEGO: Sí, ella dice que tenía las gavetas abiertas porque estaba buscando ropa limpia para cambiarlo y en un descuido usó las gavetas para escalar hasta arriba.
NORAH: Ah, sí: la enfermera.
Norah voltea a mirar la tele.
NORAH: Mañana la despido.
Diego voltea a mirarla largamente.
DIEGO: Esa no era mi intención.
NORAH: ¿Eh?
DIEGO: Mi intención no era provocar el despido de Claudia.
NORAH: Está bien. El niño ya está grande. Ya estuve viendo alternativas de guardería.
DIEGO: ¿Te parece que ya está tan grande?
NORAH: Diego, hay guarderías que los aceptan a los tres meses.
Breve pausa.
DIEGO: Igual, esa es la solución para quienes no tienen con quién dejar a los hijos.
NORAH: El nuestro tiene tres años.
DIEGO: ¿Tres años?
NORAH: Tres años.
DIEGO: Pasa el tiempo.
NORAH: Pasa el tiempo.
DIEGO: ¿Que será de la vida de Flor?
Norah voltea a mirarlo y vuelve a ver la tele.
NORAH: Una buena guardería lo ayudará un montón.
DIEGO: Sí, pero estar fuera de casa…, tan temprano en la vida.
NORAH: Son otros tiempos. Hay guarderías que se dedican a desarrollarles las aptitudes.
DIEGO: ¿Le dan clases?
NORAH: Les hacen pruebas para ver con qué se divierten más.
DIEGO: ¿Tan pequeños?
NORAH: Ahora tres años no es pequeño.
DIEGO: Un niño de tres años es un cachorro humano, hoy y siempre.
NORAH: No seas aprehensivo. Según punteen más en cuanto a ser ordenados o no, o ser sociales o no, los ponen a jugar con cosas que los ayuden a potenciarse.
DIEGO: Ya eso suena a competencia.
NORAH: Es el mundo.
DIEGO: Al que no hay por qué enviarlo muy temprano.
NORAH: Ya lo inscribí en una guardería que te queda camino al trabajo.
Diego voltea a mirarla.
NORAH: No tienes que bajarte del coche.
DIEGO: Y va a leer y escribir en tres meses.
NORAH: Le van a dar nociones de japonés y chino.
DIEGO: Y de cómo comer con palitos.
NORAH: La teoría de ese tipo de enseñanza es que le ocupas las neuronas del lenguaje con tantos idiomas como puedas y él desarrollará el que le pida la vida cuando crezca.
DIEGO: ¿Y por qué no alemán?
NORAH: No tienes que levantarte más temprano, ni nada.
DIEGO: Ese no es el problema.
NORAH: ¿Cuál es el problema?
DIEGO: No sé. No sé cuál es el problema. Cuando le preguntaban a mi abuela cómo hizo para tejer los cubrecamas de toda una cadena de hoteles, contestaba: una puntada a la vez.
Norah voltea a mirar a Diego.
DIEGO: ¿Cómo hará Flor con tanto niño como tiene?
NORAH: Ella no tiene los niños, le brotan irresponsablemente, por eso no para de tenerlos, porque no piensa en el niño, piensa en ser madre y ya.
DIEGO: No sé.
NORAH: Yo sí sé. Ella era la que era amiga mía, te recuerdo.
Norah le baja el volumen a la tele.
DIEGO: Sí. Me acuerdo.
NORAH: No creas que porque estuvo contigo era tu amiga.
DIEGO: Okey.
NORAH: Yo la sufrí por años.
DIEGO: Era tu amiga.
NORAH: Ella se hacía pasar por mi amiga.
DIEGO: Y tú le seguiste el juego.
NORAH: Inocente que era yo.
DIEGO: ¿Te engañó? ¿A tí?
NORAH: En mi cara. En mi casa.
DIEGO: No en esta casa.
NORAH: Tú sabes. En mi casa. En la que vivía antes de mudarnos juntos.
DIEGO: Antes de que nos casáramos.
NORAH: Mi casa.
DIEGO: La casa de tus padres.
NORAH: Que todavía sigue siendo mía.
DIEGO: Es cierto.
NORAH: Aprovechada.
DIEGO: Está bien. Está bien.
NORAH: Mis vestidos. Mis zapatos. Mis zapatillas de tenis. Mis amigas. Mis amigos. Mis hombres. Todo lo compartía con ella. Todo me lo usaba en su provecho. Por mí se sentó en una mesa de manteles blancos. Conmigo aprendió a hacer que la atendieran cuando iba de compras. Si no es por mí no sabe qué es un valet parking, una cartera de mano, a ser femenina sin ser tonta ni vulgar.
DIEGO: El que se viste prestado lo desnudan en la calle.
NORAH: Pero todo eso que le presté, se lo quité, por venida a más. Lo único mío que le quedó fue Matías. Mi amigo Matías. Y a ver por cuánto tiempo.
Diego se levanta
NORAH: Porque quería quedarse con mi casa, con mi coche, con mi cuarto, con mi familia entera.
DIEGO: Matías. ¿Matías todavía tiene el restaurant?
NORAH: ¿Matías...? Sí. No. No sé.
Diego va a la puerta.
NORAH: ¿Adónde vas?
DIEGO: Mi pregunta era: ¿dónde está Flor que no hemos sabido más de ella?
NORAH: Yo le puse una orden de alejamiento.
Diego se le queda mirando por un momento.
DIEGO: ¿Con qué cargos? Nunca fue enjuiciada. No hubo violencia que pudiera ser reiterada. No corremos riesgo de represalia grave.
NORAH: Eso no lo aprendió ella. A saber cómo poner la justicia de tu lado.
DIEGO: Ya veo. ¿Vas a querer algo?
NORAH: No es por lo que comía la muy baja cuna. Es por lo que nos drenaba a mi y a mi familia.
Norah se pone a ver televisión. Diego la mira. Norah le sube el volumen a la tele.
NORAH: No.
Diego sale de escena. Las luces bajan.
NORAH: Gracias.
NEGRO.
Comedia para cuatro actrices. La amistad, esa flor que nace en las grietas del cemento y que nos mantiene invulnerables a los sinsabores del día a día. Ver más
Premios
Premio Internacional de Textos Teatrales Torreperojil, España
Premio Nueva Dramaturgia de Monte Ávila Editores, Venezuela
Premio Águila de San Martín, Venezuela
Obra para dos actrices y dos actores. La traición al amado, un dolor que jamás se olvida pero que cuando surge de la debilidad produce una ira de ángel vengador. Ver más
Escena Única En el escenario casi en penumbras, un escritorio, una computadora, varias sillas. GALA: Por contárselo a alguien. Paco le habla a Kalcia y Kalcia no responde. PACO: (a Kalcia) Aquí estoy yo. GALA: No a tí. PACO: ¿Por qué? GALA: Tu la perdonarías. PACO: (a Kalcia) ¿Qué le perdonaría? GALA: Lo que sea. PACO: (a Kalcia) Dime. GALA: No quiere perdón. PACO: (a Kalcia) ¿No quieres perdón? ¿Qué quieres? GALA: No quiere nada. Esta cansada. PACO: (a Gala) ¿Tú cómo sabes? GALA: Remordimientos. KALCIA: (a Gala) Sólo conoces la mitad. GALA: La mitad remordida. KALCIA: (a Gala) Cuando conoces la mitad crees que el vaso está lleno, nada te hace sospechar que la otra mitad está vacía. PACO: Pero de dónde apareció este tipo. KALCIA: Déjame y te lo cuento todo. GALA: Te va a perdonar. PACO: Los remordimientos no perdonan. KALCIA: Lo conseguí en un chat. PACO: Maldito Internet. KALCIA: Me llamó la atención el nombre. GALA: Vietnam. PACO: En los chat, los nombres son escondites. KALCIA: Le pregunté si era veterano. PACO: (irónico) Veterano. KALCIA: Enseguida me pidió un chat privado. GALA: Que era lo que ella quería. PACO: Lo mismo se llaman Pófiguer, que Escubidú, que Fellatio o Capullito. KALCIA: Me llamó la atención su paz. PACO: ¿Te llamó la atención la paz de Vietnam?¿Quién eres tú? ¿Nixon? KALCIA: No te pongas así. PACO: ¿Pero tu te estás oyendo? GALA: Yo tenía una tía que se llamaba Pura. PACO: ¿Pura? GALA: Si, Pura. PACO: Como el agua. Pura. Como el alma de un bebé. Pura. Como la hostia. GALA: Y le decían Puta, porque era... (gesto implicando mucho) PACO: ¿Y eso qué? GALA: Por cariño le decían Putica. PACO: Qué ternura. Estamos hablando de guerras. Del Vietcon, del mer ruch, de amenazas nucleares. ¿Cómo se nos metió aquí tu tía Pura? KALCIA: Es que Vietnam hablaba como pausado. PACO: Yasser Arafat habla despacito. KALCIA: Y recitaba textos de la biblia de memoria. PACO: Como Charls Manson. KALCIA: Metáforas de Confucio. PACO: Vietnam niú eich. KALCIA: Lecciones del Tao. PACO: Y vive en su mente, en un sitio celestial oloroso a marihuana envuelto en una polvaneda de coca bajo el árbol que da pastillas de éxtasis. KALCIA: Déjame contarlo todo. Gala se coloca unos lentes oscuros y una gorra de béisbol, escribe en la computadora y dice los textos de Vietnam. VIETNAM Y KALCIA: jajaja (Kalcia ríe y tipea, Vietnam ríe por lo bajo) VIETNAM: ¿Es una mujer bondadosa? KALCIA: Está buscándose. Gala se quita los lentes para hablar como Gala, se los coloca cuando hablar por Vietnam. GALA: (a Kalcia) Cree que yo soy tu. Gala vuelve a colocarse los anteojos oscuros. KALCIA: Tampoco sabe que yo soy yo. VIETNAM: ¿Buscándose? Es una mujer complicada, entonces. KALCIA: En evolución, diría yo. Gala se quita los lentes y mira a Kalcia. GALA: ¿No sabe que tu eres tu? KALCIA: Le dije que somos un gang inspirado en él. GALA: Entonces, sabe que eres tu. KALCIA: Sabe que sabemos lo que hace. No sabe que soy yo. Gala vuelve a colocarse los anteojos oscuros. VIETNAM: ¿Ella es la dueña de la casa? KALCIA: Su papá es el dueño. VIETNAM: Su papá. KALCIA: Él vive en el extranjero. VIETNAM: ¿Ella cuida la casa? KALCIA: Y recibe y entrega la mercancía. VIETNAM: Tienen dinero. PACO: ¿Te está investigando? GALA: No a mi, a Kalcia. PACO: Preguntaba por ti. GALA: Cortinas de humo. Como los gatos que mueven su cola para distraer a la presa. PACO: Femenino como los gatos. GALA: Peligroso. PACO: Los gatos no son peligrosos, las mujeres sí. GALA: Cada quien es peligroso para su presa. PACO: Un masculino que conoce lo femenino es peligroso para todo el mundo. KALCIA: ¿Me dejan contar el cuento o no? GALA: (a Paco) Shhh. Las luces de todo el escenario se encienden. Paco se sienta y hojea una revista. Ahora no escucha lo que está pasando en el chat. KALCIA: Ella no tiene dinero. Su papá le paga por lo que hace. VIETNAM: Así son los ricos, le pagan a los hijos para que los quieran. KALCIA: No tiene hermanos. VIETNAM: Hija única. ¿Temerosa de Dios? KALCIA: No lo ha encontrado pero está en la búsqueda. GALA: ¡Tonterias! VIETNAM: ¿Qué es Dios en tu manera de ver las cosas? KALCIA: ¿Dios? VIETNAM: Si, Dios. KALCIA: Dios. VIETNAM: Dios. KALCIA: Dios, ¿qué es Dios? VIETNAM: Eso, Dios. KALCIA: Dios es... VIETNAM: ¿Qué es? KALCIA: Dios es la proyección completa de nuestro espíritu. VIETNAM ¡Joder! KALCIA: Eso creo. VIETNAM: A veces me parece que te conozco de antes. KALCIA: ¿Tu también crees en Dios? VIETNAM: Nos parecemos tanto. ¿Eres adicta al sexo? KALCIA: Jajaja. VIETNAM: Te ríes, diablilla PACO: ¿Qué pasa? KALCIA: Tu sabes que sí
Play for four actresses. Three secretaries in a luxurious charitable institution conspire to steal the jewelry of their boss’s mistress, another secretary whom they affectionately call "Lewinsky". Ver más
Comedia para dos actrices y dos actores. El amor, cuando lo tenemos nos ahoga, cuando lo perdemos buscamos recuperarlo hasta en los rincones de la locura. Ver más
Comedia para tres actrices. La justicia, un concepto tan cómico como humano. Si eres poderoso no te afecta, si persigues hacerla valer por tu propia mano, eres vengativo. Ver más
Obra para seis actrices y dos actores. El significado de la vida lo aprendemos en la adolescencia, y nos pasamos la vida tratando de explicárselo a los demás hasta que se nos olvida. Ver más
Ana sospecha tener cáncer de seno. Gladys se hizo más grandes los senos. Debido a un golpe de Estado, se han refugiado en sus casas de verano con sus respectivos esposos, sin saber que huir de la crisis política los enfrentará con las matrimoniales. Ver más
Vestuario
Todo de verano. Linos blancos y beiges tanto en los hombres como en las mujeres. Gladis es más atrevida en el vestir. Ana es más clásica. Joaquín tiene un gusto menos refinado en su atuendo. Pablo es elegante y apropiado.
Escenografía
Patio de atrás de una casa de playa. A la izquierda una mesa para seis con sus sillas. Detrás de esa mesa, una puerta que comunica con la sala de la casa. A la derecha un rincón con un parrillero, anaqueles, carbones, todos los implementos de lujo de una casa de playa de clase media alta.
Toda la acción de la obra ocurre en 18 horas.
Ana y Gladis estan en la patio de atrás de la casa de Ana, tomándose un café. Gladis viene vestida con un conjunto muy transparente que deja ver que trae un breve traje de baño.
GLADIS: …y Joaquín te puede componer unas canciones
ANA: ¿Joaquín es músico?
GLADIS: Escribe poemas
ANA: ¿Joaquín tu marido?
GLADIS: El escribe la letra y un amigo le pone la música
ANA: No sabía que Joaquín…
GLADIS: Nunca lo han hecho pero porque nadie los ha contratado
ANA: Estoy decidida a usar mi propio dinero para mi primer disco, ahora más que nunca
GLADIS: Eso, esa es la actitud
ANA: Yo tengo unas ideas de letras
GLADIS: Sí, sí y Joaquín y su amigo te ayudan a redondearlas
ANA: Pero yo no los voy a contratar
GLADIS: Claro que no. Ellos cobran de las ventas
ANA: ¿Tu crees que venda?
GLADIS: Claro que sí. Tu tienes una linda voz. Mira a Julio Iglesias
ANA: Pero las cantantes ahora son todas jovencitas
GLADIS: Tu luces muy bien
ANA: ¿Tu crees?
GLADIS: Una faldita y un escote y es mucho lo que se hace
ANA: Tu sabes de eso
GLADIS: Tu también, no te hagas, además, tienes el dinero que es esencial
ANA: No creas que tengo dinero
GLADIS: No te quejes, sólo hay que mirar esta casa
ANA: Deudas, eso es lo que tenemos
GLADIS: Y ésta es la de la playa
ANA: Menos ahora con éste hombre que no da para nada
GLADIS: Es un imbécil, bueno para nada, no sé cómo llega a Presidente de la nación
ANA: Estamos quebrados, prácticamente
GLADIS: Hizo trampa,
ANA: ¿Trampa?
GLADIS: No se cómo, pero hizo trampa
ANA: Hay que hacerle oposición
GLADIS: ¿Quién le va a hacer oposición si todos piensan igual que él?
ANA: ¿Y tu marido?
GLADIS: ¿Joaquín?
ANA: ¿No le interesa la política?
GLADIS: Él no sirve para eso
ANA: ¡Qué lástima! Su padre llegó alto en política
GLADIS: Ahí sigue
ANA: ¿Sí?
GLADIS: Salió de prisión, no le probaron nada y ahí sigue
ANA: No lo dejaron llegar a gobernador
GLADIS: Eso si no. Pero no pudieron con él, ahí está en la superintendencia de la gobernación
ANA: Donde está el dinero
GLADIS: Así es
ANA: Pablo estaba tratando de convencer a Joaquín
GLADIS: ¿Tu marido?
ANA: Mi marido a tu marido
GLADIS: Tu marido es empresario, no político
ANA: Para tener éxito en los negocios hay que estar en política
GLADIS: ¿Tu crees?
ANA: Él está en lo de esta noche
GLADIS: Qué tanto
ANA: Bien comprometido
GLADIS: Pues yo no sé si Joaquín va a querer
ANA: Hijo de gato…
GLADIS: Ni comparar, el viejo Joaquín tiene espuelas
ANA: Y colmillos
GLADIS: Afilados
ANA: Se la jugaron fea, al viejo
GLADIS: Es una lástima
ANA: Yo creo que hubiera llegado al tope
GLADIS: Todos hubiéramos llegado al tope con él
ANA: Nos hubiéramos ayudado unos a otros
GLADIS: Pues fíjate que con tu marido como cerebro, detrás de todo, a lo mejor Joaquín tiene chance.
ANA: Joaquín tiene el don de gentes que no tiene mi marido
GLADIS: Pero no lo va a poder convencer
ANA: ¿Por qué no? Eso si tiene mi marido, es persuasivo
GLADIS: Porque su padre no quiere
ANA: ¿No?
GLADIS: Dice que la política es pura traición
ANA: Está decepcionado, no me extraña
GLADIS: Yo creo que es por celos
ANA: ¿De quién?
GLADIS: No quiere que el hijo lo suplante
ANA: Bueno, a lo mejor opina como tú, que Joaquín no sabe
GLADIS: Sí, claro, pero porque lo crió así para que nunca le pudiera hacer competencia
ANA: Qué mala eres
GLADIS: Lo digo en serio
ANA: Tu marido es un hombre simpático
GLADIS: Claro que sí, pero no sé, no es malicioso, creo que le falta picardía, demasiado buena gente
ANA: Esas son virtudes en un político
GLADIS: No sé en qué país, ni en qué época
ANA: Digo yo
GLADIS: Pero que a tu marido le entusiasme me pone a dudar
ANA: Me dijo que se lo iba a proponer, en serio
GLADIS: Porque tu marido tiene cancha, presencia de ánimo, fortaleza, es un hombre de visión.
Ha escrito doce obras de teatro, en el año 2000 publica la novela en tono de comedia Abuela Vuela, en el 2017 publica la novela Caja de espejos para un amputado finalista del V concurso internacional Contacto Latino.
Fue ganador del VII Premio de Textos Dramáticos “SERANTES” 2006, España, con la obra Antropofagia.
Finalista del Premio Casa de Teatro 2007 de República Dominicana con la obra Culpable por bonita.
Premio Nueva Dramaturgia 2004 de Monte Ávila Editores, Venezuela; finalista 2004 del Premio Internacional de Textos Teatrales Torreperojil, España; y Premio Águila de San Martín, Venezuela, todos, con la obra Margaritas para los cerdos.